74 años después, ha sido conmemorada la heroica batalla de Belchite, librada entre agosto y septiembre de 1937, al intentar los rojos llegar a Zaragoza. Más de 80.000 rojos, alistados en varias divisiones, entre ellas una Brigada Internacional, con más de 100 aviones, más de 100 tanques y numerosa artillería, no pudieron doblegar la resistencia de 7.000 defensores nacionales, entre militares, falangistas, requetés y civiles, hasta un mes después de comenzada la ofensiva. Ello dio tiempo al mando nacional para organizar la defensa de Zaragoza y
batir al ejército rojo. En Quinto, Codo y Belchite se derramó la sangre de más de 3.000 defensores, pero su sacrificio sirvió para que el Ejército Nacional pudiera culminar la tarea de reconquistar todo el Norte de España. Santander fue liberada el 26 de agosto. Y Zaragoza, una de las principales plazas de las armas cristianas, no cayó nunca en manos enemigas. El acto fue convocado por la Hermandad Nacional de Banderas de Falange de Aragón, con la colaboración del Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española.
El Padre Amable Redón, ex capellán legionario, ofició la ceremonia religiosa en El Trujal, cementerio donde se apilan cientos de cadáveres. El mausoleo, profanado por talibanes socialistas, fanáticos de la "desmemoria histórica", ha sido a su vez restablecido en su significado cristiano y patriótico por manos anónimas.
Fueron ofrendadas las 5 rosas simbólicos, justo encima de los restos de la fraseología macabra y agnóstica inscrita por los profanadores socialistas.
José Luis Corral, Jefe Nacional del Movimiento Católico Español y de Acción Juvenil Española, dio un breve discurso donde defendió la necesidad de mantener encendido el fuego sagrado de nuestros ideales, lo que se hace con actos como este, que no dependen del número de asistentes, sino de su propio significado. Ese fuego se puede propagar después a otras almas. Estos actos sirven para poner el termómetro al estado espiritual de nuestro pueblo, que comprobamos que está en su mayoría abducido por un sistema materialista, capitalista, injusto e inmoral, corrupto y anticristiano. Pero nosotros somos como esas células de lucidez de un cerebro agotado por la anestesia y la droga, una luz que alumbra y alerta a esta sociedad dormida. Nos mantendremos encendidos mientras Dios nos dé vida, en una unión natural y sobrenatural, en el espacio y en el tiempo, con los mejores de nuestros antepasados y con los que vendrán el día de mañana y seguirán nuestros pasos y nuestro ejemplo, luchando por un mundo mejor aquí, como es el que ha sabido construir la civilización occidental y cristiana, y por una eternidad de gloria y salvación.
Juan Vela leyó un mensaje del Comandante General del Requeté, Gilberto Motilla, ensalzando al Tercio de Almogávares que pereció en estos combates y que nos dio el ejemplo de su heroísmo. Vela defendió la necesidad de la unidad, poniendo como ejemplo la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que él quiere reivindicar con su camisa azul y su boina roja.
Carlos Pérez de Tudela recordó la figura inolvidable de nuestro Presidente, Domingo García, fallecido hace pocos meses, así como la de tantos camaradas que han pasado por estos sacrosantos lugares patrios y ya forman en guardia ante los luceros o por azares de la vida ya no pueden acompañarnos. Por su parte, el Secretario de la Hermandad recordó los numerosos caídos que aquí lucharon sin rendirse y cómo fueron fusilados los pocos que fueron apresados.
Los abanderados presentaron sus enseñas ante El Trujal, lugar principal de enterramiento de este pueblo fantasma, dejado tal y como terminó la guerra para recuerdo de las generaciones venideras.
Por último, se cantaron los himnos patrios, "Cara al sol", "Oriamendi", "Himno Nacional" y el "Himno de la Legión".
Para despedirnos, una visita a la Cruz de Hierro, donde también fueron ofrendas otras 5 rosas simbólicas, frente a la orgullosa torre mudéjar que no quiso rendirse, como los defensores.
Se rezó otro responso y volvió a cantarse el "Cara al sol", según recoge la fotografía del inicio de este reportaje. Después, una parte de los asistentes celebró una comida de hermandad.
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